miércoles, 21 de agosto de 2013

Carolina Tosselli. Psicomotricista. Su experiencia con The SonRise Program®

Testimonio: Carolina Tosselli


Siempre es compartido el sentimiento y las sensaciones cuando nos adentramos a la vida laboral…cuando por fin poseemos nuestro titulo bajo el brazo…¿A quién no le paso? De pensar que nos sabíamos todo…y al mismo tiempo querer huir y sentir que no podíamos hacer nada…
Asi comienza el sinuoso camino profesional para la gran mayoría….Muchos tienen ya definido y con seguridad  el area en la que se quieren desarrollar, la formación que quieren seguir, lugares por donde empezar a buscar…otros se aventuran a lo incierto, “a lo que salga”, a probar, conocer…y no esta mal ¿no? Todo vale a la hora de formar nuestro futuro camino profesional.
En lo personal siempre quise trabajar con niños ya sea en el área clínica o educativa…me veía como parte de un equipo pedagógico de una escuela…paradójicamente nunca me toco eso…sino que los primeros años fueron marcados por la atención de adolescentes en la parte privada mientras fueron llegando nuevas propuestas…alguna de ellas, la mas importante y la cual me ha marcado, aquella en la que forme parte de una institución de rehabilitación neuromotriz, en la cual siento que di mis pasos mas fuertes...hasta hoy mis mejores pasos. Allí me forme, aprendí, me humanice, me hice parte de los dolores y angustias de familias ajenas, me nutrí de gente muy talentosa, intercambie experiencias, me sentí realizada…fui muy feliz.
Por circunstancias de la vida no fue posible la continuidad y así el ritmo de la vida y el destino me llevaron a encontrar otras experiencias, a golpear nuevas puertas…
Así llegue a encontrarme con la experiencia del método SONRISE, del cual algunos quizás conozcan y otros no tanto…Mi primer contacto con el método fue hace 2 años atrás, en una charla de formación que presencie en la Universidad de nuestra ciudad, a la cual fui por la gran curiosidad que me generaba el tema…Y así fue que presencie, escuche y al final sentí que salí con mas interrogantes que dudas resueltas…me dije que ese conocimiento quedaría guardado en el cajón de “posibles recursos”. Como soy una convencida que uno debe saber un poco de todo, porque el saber no ocupa lugar y porque hay que saber “de que se habla” cuando otros hablan… asi que allí quedaría…


Este método despertó en mi  curiosidad, prejuicio, incertidumbre…me preguntaba como un niño podía cambiar sus conductas, disminuir  sus estereotipias, berrinches,  comunicarse, mirar a los ojos, evitar la agresividad, aumentar su lenguaje..con el simple hecho de “unirse” haciendo lo mismo que el y haciéndole ver que los que estaban de este lado querían “cruzar el puente” para ir a encontrarse con el…me preguntaba ¿que pasaría con ese niño cuando no estaba en ese playroom con toda la situación adaptada y desplegada para el?  ¿Aparecerían nuevamente las conductas características? me parecía imposible ver los resultados…pero era evidente que el prejuicio y el desconocimiento me llevaban a no poder verlos…
Así fue hasta que un día por medio de una colega amiga quien dejaba un espacio libre en el programa SONRISE de un niño diagnosticado con TGD me ubico y me invito a sumarme, pensando que por mi forma de ser yo podría hacer algo bueno por el crecimiento del programa…sin duda mi primera respuesta fue NO…¿Cómo podía aceptar cuando mi estructura se había armado un pre concepto sobre el tema que no me ofrecía comodidad? ¿Cómo iba a resignar mis principios ante algo incierto? ¿Qué aporte podría hacer desde la Psicomotricidad? Eran demasiadas dudas como para responderle que SI…estaba hasta el momento acostumbrada a seguir un tratamiento en base a mis métodos, mis formas, a cerrar un a puerta y juntarme con un paciente confiando en mi criterio y responsabilidad, a seguir una línea de formación orientada a la re educación y rehabilitación en la cual me sentía cómoda…Sabia que esto no seria del todo así…
Me dedique a pensar la propuesta. Tenía a favor la posibilidad de juntarme con la mama del niño para conocer más en profundidad las necesidades para el niño y el programa, para quitarme tantos cuestionamientos y sobretodo y lo más importante…para conocer al niño. La idea me atraía, sabía que significaría un gran desafío para mí y a la vez sentía que yo podría aportarle algo, por pequeño que fuera…y me dije ¿Por qué no?...
Allí fui entonces…me encontré con la mama del niño,  una mujer encantadora, quien me recibió y me trato como si nos conociéramos desde siempre…me hizo sentir parte, me hizo ver “el adentro”, me escucho, conoció mis prejuicios al respecto, porque me presente desde el comienzo con la firme convicción de no ocultarle nada, ya que sentía que no seria leal ni serviría llegado el caso de embarcarme en el proyecto…ella nunca me miro como “bicho raro”, nunca cuestiono mis preguntas ni mis pensamientos, ella sabia que yo no conocía del todo este tema y tampoco me conocía mucho a mi…su escucha atenta, interesada y su mirada calma me hicieron sentir muy comoda y luego de escucharla a ella, luego de varios encuentros en los que ella me conto cosas de su hijo, me mostró sus cambios, me presento al equipo que trabajaba con su niño, vimos videos del progreso del programa, ejercitamos…luego de días y momentos empece a mirar todo diferente y a imaginarme allí, a pensar en que podría aportar desde la Psicomotricidad para que sea un crecimiento conjunto…y hasta hoy gracias a esa mujer-mama, a su contención y ayuda constante es que sigo firme en este proyecto..me castigo menos, busco mi mejor costado antes de la critica…cuando a uno lo hacen sentir comodo, busca permanecer…
Me sentí parte del equipo quien me recibió muy bien, me hizo parte… cada llegada al hogar era sentirme muy cómoda, era una familia que me abría las puertas de su vida y su rutina…una familia que compartía el tesoro más preciado, como cada familia con las que nos encontramos.
Conocí a un niño dulce de mirada tierna y profunda,  quien se tomo un tiempo para estudiarme y otro para invitarme a formar parte de su vida. Conocí sus logros tan importantes, empecé a conocerlo y a conocernos
Fue evidente y muy objetivo de mi parte reconocer que no hay que opinar sobre lo que no se conoce y que cuando alguien tiene la oportunidad de indagar no debe quedarse….pude haber salido de allí contenta por haber aprendido y quitado mis prejuicios, pero sintiendo que no era para mí, o que no era mi momento…pero a gusto por no haberlo evitado. Sin embargo la intriga y el interés por desafiarme a mi misma crecía.
Sabía que mi disponibilidad corporal como psicomotricista seria fundamental, mi mirada atenta…mostrarle como desenvolverse con su cuerpo, como planificar con el mismo las acciones…conocerse, conocer sus posibilidades, experimentar sensaciones nuevas y crear a partir de ellas… y aprendí que mi comodidad y mi actitud divertida iban a ser necesarias. Ha sido difícil muchas veces no desanimarse cuando las cosas no salían como uno hubiera querido…pero es un aprendizaje también para la vida…..y si continúo firme y con voluntad es gracias al sostén de la mama del niño, quien me apuntala porque ambas sabemos que en esto soy un pollito que busca romper su cascarón…
Hace un tiempo ya que comencé en el programa y debo decir que me siento muy a gusto, es un camino de aprendizaje mutuo basado en el respeto por el otro y el interés por aportar lo mejor para él. Poco a poco conozco el porqué de ciertos cuestionamientos y me predispongo a observar y comprender los progresos que frente a mí se suscitan.

Mi experiencia intenta reflejar que no nos debemos  dejar invadirnos por el miedo a lo incierto, conozcamos aquello que nos genera inquietud y busquemos formas de aportar desde cada una de nuestras áreas.
Nada significa que dejemos de ser quienes somos o que cambiemos las formas de actuar, porque podemos conocer formas nuevas que funcionan mejor para un caso determinado y sentimos que podemos llevarla adelante, y luego volveremos a nuestras antiguas raíces porque un nuevo caso que se presente así lo precise…la esencia de uno es indispensable que no cambie, porque eso habla de la firmeza con la que nos manejamos, la convicción que tenemos ante toda situación, eso nos hace creíbles y confiables.
Por último comparto un pensamiento que me acompaña desde mis primeros años de profesión…he conocido profesores importantes de extensa carrera y vasto conocimiento que han aportado a mi formación, he leído sobre autores y técnicas especificas que han logrado facilitar el trabajo diario y obtener resultados interesantes…pero nunca nada se comparara a los mejores maestros que he conocido: mis pacientes, quienes con su individualidad y extenso bagaje de experiencias han acompañado mi crecimiento y yo el de ellos…y por eso a ellos me debo.
GRACIAS


¡¡Gracias Carolina por compartir tu historia con tanta sinceridad!!

1 comentario:

  1. Muy linda nota... hay q animarse... a probar, a descubrir... siempre desde el profesionalismo y la seriedad :) Felicitaciones!!

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